Las bondades de tener un consejo de administración se potencian cuando en dicho consejo participan consejeros independientes quienes entre otras cosas aportan:

Conocimientos y experiencia. – Aportan conocimientos profundos en su área de especialidad (P. ej. finanzas, operaciones, mercadotecnia, tecnologías de información, recursos humanos, etc.) y en la gestión de las empresas en general.

Visión externa. – Al venir de industrias diversas, aportan al consejo de administración ideas frescas y mejores prácticas de gestión y operación. Al no estar involucrados en el día a día de la compañía, aportan consejos con otra óptica, evitando la “ceguera de taller” efecto que se da cuando la única referencia que tiene un empresario o director general del quehacer empresarial es su propia empresa y, en ocasiones, la industria específica en la que participa.

Neutralidad en la toma de decisiones. – Al no ser accionistas de la empresa, un consejero independiente no tiene reserva en cuanto a entrar en una discusión profunda o confrontación de ideas sobre la estrategia y conducción de la compañía, situación que en muchas ocasiones se evita entre socios o entre accionistas y directivos. Un consejero independiente no tiene conflictos de interés para con los accionistas o directivos cuando da una opinión o vota en uno u otro sentido.

Velan por los intereses de los accionistas minoritarios. – Por su experiencia, reputación e independencia, las opiniones de los consejeros independientes suelen tener un gran peso específico, lo que ayuda cuando en el consejo se discuten asuntos que pudieran resultar en beneficios para los accionistas de control o mayoritarios y que eventualmente pudieran afectar los intereses de los accionistas con menores participaciones accionarias. Esto es más importante aún, cuando por razón de su porcentaje de participación accionaria, un accionista minoritario no tiene derecho a nombrar un consejero.

Reputación. – Una empresa con consejeros independientes, por su compromiso con la transparencia y rendición de cuentas, tiene cierta distinción dentro de diferentes ámbitos como entidades financieras, órganos regulatorios, cámaras de comercio y la comunidad empresarial en general.

Facilidad para atraer nuevos accionistas. – Muchas veces las empresas necesitan recursos para financiar su crecimiento, los cuales en no todos los casos pueden provenir de bancos u otras instituciones financieras. Un socio estratégico, un inversionista individual o un fondo de capital privado siempre se sentirá más atraído a invertir en una empresa en la que su consejo de administración cuente con la participación de consejeros independientes.

Promueven la transparencia. – Al ser parte de un órgano colegiado en el que se toman decisiones estratégicas y trascendentes para la empresa, un consejero independiente buscará siempre que la información de soporte que se presente en el consejo para la toma de decisiones sea suficiente, completa y que refleje la realidad de la situación particular en cuanto al tema del que se trate.   

Todo lo anterior repercute en una mayor eficiencia en el gobierno de la empresa.

Dado el valor que puede aportar un consejero independiente y considerando que el número de miembros de un consejo de administración es limitado (muchos especialistas recomiendan un máximo de 10 personas) es importante seleccionarlo en función de las necesidades específicas de la empresa, analizando de manera objetiva las principales áreas que la compañía que se requiere fortalecer y de donde las aportaciones de un consejero independiente puedan generar mayor valor agregado.

En el Colegio Nacional de Consejeros Profesionales Independientes de Empresas A.C., contamos con un amplio grupo de consejeros experimentados que están apoyando a muchas empresas en la profesionalización de sus consejos de administración.