En la actualidad se manejan diversos términos relacionados con la sustentabilidad corporativa, como son: desarrollo sostenible, responsabilidad social empresarial, estrategia Ambiental, Social y de Gobernanza (ASG)1 e inclusive filantropía corporativa, pero al no tener el contexto y entendimiento de cada uno de ellos, se genera confusión. Este artículo aborda definiciones, diferencias y conceptos prácticos que todo consejero o director ejecutivo debe conocer para incrementar la posibilidad de crear valor para los inversionistas y grupos de interés de cualquier organización. Asimismo, se diferencian las actividades de filantropía de las actividades ASG.

El concepto de sustentabilidad nace en 1987 en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y se entiende como la capacidad de satisfacer las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer las de las generaciones futuras.

Bajo este concepto se identifican tres pilares relacionados entre sí: crecimiento económico, igualdad social y protección ambiental. De este último, se desprenden varios temas, como es el cambio climático, que son relevantes a nivel de naciones y de organizaciones de todo tipo.

La sustentabilidad fue trasladada al sector privado con iniciativas como el Pacto Mundial de las Naciones Unidas (www. pactomundial.org.mx), en el que las organizaciones de todo tipo incluyen contenidos sociales, ambientales o económicos en su visión, misión, valores y modelo de negocio.

A partir de estas declaraciones, el desarrollo sostenible permea en las siguientes capas: estrategia, políticas y procedimientos y de esta forma, todos los participantes en una empresa viven la búsqueda y el logro de objetivos a través de todas y cada una de las actividades de la organización2.

En este sentido, se avanza en la evolución hacia la responsabilidad social empresarial; verbigracia, en México el Centro Mexicano de Filantropía otorga el distintivo Empresa Socialmente Responsable a las organizaciones que cumplen con ciertos criterios y documentación y, que sin considerarse como una certificación, busca un compromiso de coherencia y predicación al ostentarse como socialmente responsable.

El siguiente paso es que la organización responda las siguientes dos preguntas:

  1. ¿Cómo incorporar en su modelo de negocio factores ambientales y sociales?, y una vez logrado lo anterior.
  2. ¿Cómo se mide y reporta su desempeño sostenible?

La primera pregunta se responde al hacer un análisis de los impactos relevantes, tanto positivos como negativos, en el uso de los recursos (humanos y materiales) y de las actividades de negocio necesarias para obtener productos o servicios y, finalmente, los resultados que los mismos otorgan a los grupos de interés.

A manera de ejemplo:

  • Recursos, Actividades de Negocio y Producto
    • Cadena de abastecimiento. La industria del chocolate y el posible uso de mano de obra infantil (tema social).
    • Obtención de materia prima. La industria de bebidas y la obtención de agua: qué cantidad de agua es efectivamente utilizada en el proceso de producción y cuánto es la cantidad desperdiciada (tema ambiental).
  • Resultados
    • Alimentos procesados: Cumplimiento con lo establecido en las etiquetas e información de los productos y si satisfacen o no las expectativas nutrimentales de los clientes.

La segunda pregunta se satisface mediante el uso de métricas, indicadores y factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo para determinar el avance de los impactos relevantes antes mencionados y que pueden tener resultados reales o potenciales en el desempeño de la organización. Es aquí donde los marcos y taxonomías como GRI, SASB e ISSB juegan un papel relevante para estandarizar la forma de medir los impactos.

Es en este momento, una vez que hemos contestado ambas preguntas, que se puede decir que la estrategia de la organización ya incluye factores ASG.

Ahora bien, no basta con cubrir las expectativas de los dueños o inversionistas (en empresas con fines de lucro), sino que también hay grupos de interés preocupados o afectados de manera positiva o negativa por las actividades de las empresas. Por ejemplo:

  • Inversionistas. Búsqueda de inversiones más resilientes a cambios y riesgos ASG.
  • Gobierno. Creación de leyes y pago de impuestos y contribuciones.
  • Reguladores. Generación de prácticas y reglas sostenibles.
  • Sistema financiero. Acceso a colocación de bonos y préstamos.
  • Empleados. Atracción y retención de talento, así como sueldos dignos e igualdad de oportunidades.
  • Clientes. Elección de proveedores.
  • Comunidad local. Obtención de licencia social para continuar con las actividades.

La transparencia y la revelación del desempeño sostenible se vuelven parte integral de la entidad junto con su reporte financiero.

Para este efecto, tanto los consejeros como la alta dirección deben considerar dos elementos importantes: la materialidad y su impacto en la generación de valor.

La materialidad debe ser entendida como aquellas situaciones que tienen un impacto significativo dentro de la organización. En varios sentidos se darán estas situaciones3:

  • Creciente evidencia y transparencia. No sólo las empresas que cotizan en bolsa y publican información, sino también las privadas y familiares, debido a la información contenida en redes sociales, o bien, con analítica y ciencia de datos se podrán generar radiografías del accionar de las organizaciones.
  • Gobiernos y reguladores al promulgar leyes, reglamentos o prácticas que vayan circunscribiendo el accionar de las compañías.
  • Incremento en activismo de grupos de interés como las Organizaciones no Gubernamentales (ONG).

En los factores ASG, la materialidad tiene características duales y dinámicas. Esto se explica de forma práctica así: una empresa productora de bebidas no alcohólicas tendrá impactos materiales hacia el medio ambiente y la sociedad al medir su gestión de residuos y efluentes (líquidos que proceden de una planta industrial) con posibles consecuencias negativas hacia el ecosistema y las comunidades aledañas.

O bien, al identificar posibles impactos del medioambiente y la sociedad hacia la organización al medir el total del agua extraída, así como la consumida en regiones con estrés hídrico, lo cual puede anunciar una pérdida de producción e ingresos en el futuro.

La materialidad doble se identifica por la posibilidad del impacto de adentro hacia afuera o viceversa y es dinámica porque cambia en el tiempo desde cualquiera de ambas circunstancias.

Todos los posibles impactos materiales ASG que se puedan identificar en una organización implican riesgos u oportunidades. Al estar conscientes de ellos se puede erosionar o crear valor para los dueños e inversionistas, así como para los grupos de interés.

Generación de valor. La palabra valor (grado de utilidad o aptitud de las cosas para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite) pasa de ser sólo financiera o económica (obtención de una utilidad o dividendo para el dueño o inversionista) a ser multidimensional, en la que su medición se da en diversas formas y no es constante.

A mayor abundamiento, los activos intangibles (capital natural, social y humano) adquieren más relevancia hoy en día. Para ponerlo en perspectiva, aquí un ejemplo social:

Los empleados en la actualidad valoran la capacitación e igualdad de oportunidades como un factor de permanencia en las organizaciones. La inversión en esto implica, a corto plazo, la salida de recursos financieros, pero a través del tiempo, resulta en un mejor capital humano, mayor reputación social e incremento en las utilidades al ahorrar costos por una menor rotación de personal y retención de talento clave.

Por otro lado, tener un código de ética, políticas anticorrupción y líneas de denuncia abrirá oportunidades a la compañía para ser proveedor o conectar de alguna manera con grandes organizaciones que prefieran y privilegian relacionarse con empresas que han adoptado políticas de sostenibilidad corporativas.

La consideración de materialidad y creación de valor empresarial son responsabilidades que ayudan al Consejo de Administración y a la alta dirección a mitigar riesgos y aprovechar oportunidades. Los temas ASG no son exclusivos de las grandes corporaciones.

Por último, comparativamente, la filantropía no es una práctica ASG ya que no surge de las actividades de negocio per se. Es una decisión de retribuir a la sociedad, al planeta o a ambos que no está ligada con la operación o estrategia de la organización. Bajo ninguna circunstancia se demerita el efecto benéfico que tiene y debe reconocerse a cualquier organización que la lleve a cabo. Un ejemplo es una empresa de servicios de consultoría en la CDMX que decide donar ropa y cobijas en una zona marginada (acción social) o bien sembrar árboles en zonas deforestadas del sur del país (acción ambiental); en ambos casos estas iniciativas no tienen que ver con los recursos usados para otorgar un servicio de consultoría ni con el resultado que el cliente obtiene del mismo, por lo que apuntan hacia una actividad de filantropía y no ASG.

En resumen, lo mejor que puede hacer una organización (acorde a sus capacidades) es adoptar prácticas ASG que ayudarán a crear mayor valor en favor de sus accionistas y de los grupos de interés en un entorno de mayor conciencia social y ambiental.

1  ASG, también ampliamente identificada como ESG por sus siglas en inglés (Environmental, Social, Goverance).

2 Se usa el término organización para englobar tanto empresas con fines de lucro como asociaciones civiles y hasta donatarias autorizadas

3 (WEF: Embracing the New Age of Materiality Harnessing the Pace of Change in ESG. Marzo de 2020)